La Emperatriz

Sobre la restauración de la Loct. N° 191 “La Emperatriz”, el Ferroviario Club Central Argentino - F.C.C.A. realizó el esfuerzo de pensarla, organizarla, reunir las voluntades, financiarla y llevarla a cabo.

La Emperatriz de las locomotoras fue diseñada en Rosario por los ingenieros del Ferrocarril Central Argentino, en las instalaciones del legendario Portón 1 de Av. Alberdi y Humberto 1°, hoy oficinas centrales de NCA, respondiendo a los mas recientes estándares mecánicos y estéticos establecidos en esa época por el ferrocarril Central Argentino, líder tecnológico absoluto de los ferrocarriles argentinos. Su lugar de reparaciones y mantenimiento pesado fue siempre el taller de locomotoras Gorton Pérez, donde hubo desde su inauguración misma en 1916 una fuerte identificación con la máquina, que perdura hasta hoy.

Desde Rosario fue encargada su fabricación a la prestigiosa firma escocesa “North British Locomotive Company Limited” y construida en 1914. Integraba un lote de 10 unidades que constituían el “state of the art” de la época. Fueron numeradas 191 a 200, serie PS10 (es decir Passenger Superheater o supercalentador, serie 10). Los ingenieros del FCCA en Rosario habían dejado de lado el muy utilizado sistema Compound para pasar a recalentar vapor y el  aumento de la velocidad de los expresos y rápidos había traído como novedad un diámetro de ruedas mayor que el de las series de pasajeros 8 y 9. La caldera de grandes dimensiones (diseño que utilizó el ferrocarril hasta 1948) y mayor presión efectiva de trabajo, simpleza en sus mandos, inyectores de gran potencia, válvulas de protección de los cilindros contra golpes de agua, entre otros, fueron los adelantos técnicos incorporados. Para una mejor autonomía, estaba equipada con la versión mas grande de ténder que utilizaba en la época el ferrocarril.

Estéticamente –también una preocupación de los ingenieros de esa época- la serie 10 cumple con todas las famosas reglas del FCCA: casilla estándar de grandes dimensiones, aparatos termodinámicos y cañerías totalmente escondidos de la vista para no afectar la pureza de las líneas, extrema esbeltez, elegancia de formas hasta en el último detalle. Siempre fue pintada de color negro con el vistoso fileteado “passenger” del Central Argentino (blanco y rojo, pero de líneas puras, sin los tradicionales firuletes criollos), y sobre la pintura una capa de barniz para darle brillo. Todos sus elementos de bronce se pulían permanentemente, inclusive las grandes válvulas de seguridad. Cuando conducía un tren especial que así lo ameritaba, se la ornamentaba con flores, escudos y banderas y se le pintaba el miriñaque de color blanco. En su plataforma frontal, llevó pintado un diamante durante muchos años.

En muchas publicaciones internacionales especializadas de la época se hace referencia a la serie PS10 del Central Argentino, y siempre con adjetivos como “espléndidas” o también “majestuosas”. Un periodista del diario La Nación al verla en Rosario Central la calificó de “mole formidable”. Las reuniones en Rosario de la institución de ingenieros ferroviarios (la “Institution”) siempre tenían como telón de fondo a la 191.

La 191 por ser cabeza de la serie mas rápida se convirtió en la locomotora insignia del Central Argentino. Nadie sospechaba en ese entonces que en pleno siglo XXI seguiría siendo la locomotora insignia de los ferrocarriles argentinos.

Transportó a los presidentes y personalidades argentinos como VICTORINO DE LA PLAZA, MARCELO T. DE ALVEAR; HIPÓLITO YRIGOYEN, JUAN D. PERON y a celebridades internacionales que visitaban nuestro país, como el DUQUE DE WINDSOR y el DUQUE HUMBERTO DI SAVOIA.

Su maquinista titular durante 18 años fue Francisco Savio, quien por sus cualidades personales y profesionales era el maquinista que el Central Argentino empleaba generalmente para relaciones públicas y sobre todo en sus trenes especiales. Savio integra junto a otros grandes nombres como el de Gallini (del mismo ferrocarril), el cuadro de honor de los maquinistas argentinos. Precisamente el Duque de Windsor, luego de viajar en un tren conducido por Savio y la 191 se dirigió a la cabina de la 191 y le dijo:

-“Gentleman, Usted es el rey de los maquinistas”

Por pedido del maquinista Savio, todo el instrumental de la 191 fue realizado en bronce bruñido, y tanto el como su foguista, llevaban uniforme blanco. Fue una personalidad ferroviaria excepcional.

La 191 es una locomotora imponente: a su paso, todos quedaban –y quedan aún hoy- asombrados del diámetro de sus ruedas motrices: casi 2 metros! En aquella época, en Rosario Norte, la 191 tenía un club de admiradores cotidianos, niños y adolescentes que se acercaban puntualmente en los trenes locales desde Fisherton para verla en toda su majestad. Uno de ellos se transformó con los años en una de las mas prominentes personalidades de la ciudad de Rosario, y colaboró con su restauración 7 u 8 décadas mas tarde!

El record, allá por 1926.

El 10 de febrero de 1926 arribó a nuestro país procedente de España el hidroavión “Plus Ultra”, luego del cruce del Océano Atlántico, lo que constituyó toda una hazaña y una noticia de profundo impacto. Principalmente para poder competir con el diario “La Capital” de Rosario (aún hoy diario decano de la prensa argentina), el diario porteño "La Nación"  editó un número especial donde reseñaba la hazaña del hidroavión, edición que debía estar en Rosario a primera hora del 11 de febrero. Para ello, fue fletado un tren especial que debía llegar a “Sunchales” (nombre coloquial de raíz ferroviaria con que se conoció a la estación Rosario Norte hasta la década de 1960) a las 7 de la mañana e inmediatamente después a Rosario Central, ya en el centro rosarino.

Se eligió a una PS8 al frente de dos furgones y un coche de primera todos con carrocería de madera. Debía estar en Rosario Norte a las 7 de la mañana.

La partida se previó –según un horario rápido- para las 2:45. Pero luego dos atrasos consecutivos postergaron la partida hasta las 3:40. Sin embargo, el tren estaba contratado para llegar puntual a “Sunchales” a las 7 hs. Por casualidad, la 191 se encontraban allí para tomar otro servicio. Ante esta situación, el superintendente de locomotoras, el inglés Mr. E. Bullman, salió de su oficina y dijo a sus colaboradores en su dificultoso castellano:

-“Saquen a la PS8 y pongan al frente a la 191. No se modificará el horario de llegada.”

Quienes estaban allí quedaron asombrados, quizás no dando crédito a lo que escuchaban: ¡El tren partiría con mucho atraso! Se realizó el cambio de locomotora y con el regulador a todo vapor y el avance de válvulas al máximo, partió el tren especial. Al comando de la 191 iba el destacado maquinista J. Magnelli y como su colaborador el foguista E. Vildussi. El Sr. Bullman y el inspector de locomotoras Sr. E.Palín también abordaron el tren, tal era el compromiso ferroviario de llegar a las 7 en punto a Rosario.

No se hicieron las paradas intermedias. En los pueblos como Campana, Zárate, Baradero, San Pedro y San Nicolás solo se disminuía la marcha y desde los furgones en movimiento se arrojaban los atados de diarios hacia los andenes de las estaciones. El maquinista Magnelli condujo con una mano en el regulador y la otra en su reloj de cadena. Como ejemplo podemos consignar que la distancia entre Baradero y Rosario se cubrió en 1 hora y 33 minutos, es decir la velocidad alcanzada por el tren superó los para la época fabulosos 140 km/h. A las 7 en punto, con la precisión que los ferrocarriles observaban en esos tiempos, la 191 entraba triunfal en Rosario Norte. Los cambistas y otros ferroviarios que estaban allí no daban crédito a lo que veían.

Ese día quedaba establecido el record sudamericano oficial de velocidad, que hasta el día de hoy detenta orgullosamente la 191. Días después, el maquinista Magnelli recibía una nota de felicitación de parte del directorio del ferrocarril, nota que aún conservan sus descendientes.
El mito de la 191 se refuerza en la década del 60´: cuando fallece el maquinista Savio, que estaba jubilado desde hacía tiempo, la 191 tiene un severo accidente en Maizales, cerca de Rosario.

De este accidente fue recuperada por una verdadera proeza mecánica realizada por Talleres Pérez, proeza que quizás no hubiese sido realizada para otra locomotora. Desde ese momento, la 191 pasa a ser la “niña mimada” del gigantesco taller ferroviario.

En nuestros días.
Hoy la 191 forma parte del exclusivo club de las locomotoras históricas mas importantes del mundo. Luego de décadas de abandono, y de haber sido considerada “chatarra” el Ferroviario Club Central Argentino – FCCA la restauró mecánica e históricamente, poniéndola en funcionamiento como testimonio de la era del vapor. Gracias al desinteresado e imprescindible aporte del CIFP, NCA, la Municipalidad de Pérez y el ONABE fue posible ver a la 191 nuevamente en funcionamiento. Los socios del FCCA contribuyeron con la restauración propiamente dicha, invirtiendo no solo sus recursos sino también mas de 7000 horas hombre de trabajo.

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